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SINVERGÜENZAS

  • Foto del escritor: Rodrigo Mancheno
    Rodrigo Mancheno
  • 15 sept 2024
  • 2 Min. de lectura

En el argot popular, este adjetivo se endilga a aquellos personajes con perfiles pícaros, bribones, mentirosos o desvergonzados, que no escatiman recurso alguno para mantener o alcanzar el poder, no precisamente para satisfacer el interés colectivo del pueblo, sino para el suyo y de la clase a la que representan. 


En este contexto, parecería que no importa que un mal remedo de orador y presidente de este país, Daniel Noboa - ya como seguro candidato a la reelección - viole la ley electoral buscando simpatías ingenuas y anunciando al país tempranamente el perdón de pago de tres mensualidades en las facturas de consumo eléctrico.


Tampoco importa ante la lupa de medios de comunicación incautados o pautados, ni ante los ojos desviados de algunos representantes del poder electoral, que el mandatario de marras ofrezca fuera de tiempos legales de campaña, la condonación de las deudas en mora en el Banco Nacional de Fomento, puesto que la plata que se deje de recuperar es del Estado, es decir de todos.


¿A quién se le ocurre que este personaje que prometió defender el interés popular, y ya en el trono presidencial hizo todo lo contrario, no vuelva a hundirnos más en el abismo?  Sabido es que la derecha política no tiene planes de gobierno para mejorar las condiciones del pueblo, lo que tiene es planes de negocios para sus particulares intereses.


Sinvergüenza aquel aspirante al solio presidencial Sr. Saquicela que desde la presidencia de Corte Suprema de Justicia, en clarísimo contubernio con la fiscal Salazar, torcieron los principios de ética para convertir a estos poderes en instrumentos de persecución política, inaugurando el influjo psíquico para impedir que las fuerzas progresistas del país frenen la caída estrepitosa de este hermosa nación hacia niveles de pobreza insospechados.


Sinvergüenzas aquellas fuerzas políticas recaderas de la oligarquía y defensores del neoliberalismo servil, que se congregan en la Asamblea Nacional para socapar los abusos de poder e impiden que la ley fiscalizadora se la respete y acate sin temor ni favor.


Triste espectáculo el que ofrecen estas tiendas politiqueras al defender los intereses populares, pero cuando logran el favor del voto mayoritario, pronto se olvidan y se entregan en manos del mejor postor: el bienestar de su bolsillo se convierte en la mayor prioridad.

 

Sinvergüenzas los gobernantes que mienten, engañan y traicionan. Aquellos que sin ética ni pudor le dan la espalda al pueblo sin que les importe la suerte de la gente buena que un día les confió su destino.


Sinvergüenzas los medios de comunicación que desinforman, que no dicen con estricto apego a la ética, que solo orientan de manera sesgada, que socapan el interés del poder aplastando las aspiraciones de las mayorías, que ocultan la verdad para favorecer a las élites.


Sinvergüenzas aquellos que callan y actúan de espaldas ante la injusticia, la miseria y el desgobierno.

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