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SALVARON A “LA SEÑO”, ¿PERO?

  • Foto del escritor: Rodrigo Rangles Lara
    Rodrigo Rangles Lara
  • 19 sept 2024
  • 4 Min. de lectura

Una mayoría de asambleístas gobiernistas salvaron a “La Seño” de una necesaria destitución y dejaron libres sus manos para consagrar la impunidad de los últimos tres gobiernos, continuar la persecución jurídica a los detractores del régimen y, sobre todo, afincarla en el cargo a fin de que continúe su papel de operadora política neoliberal, a órdenes de la embajada norteamericana.


Las evidencias y los hechos demuestran la generosa protección brindada por “La Seño” a Lenin Moreno, Guillermo Lasso y Daniel Noboa, intocables de la fiscalía, pese a testimonios y documentos públicamente conocidos sobre actos reñidos con la ley y la constitución, perpetrados por el trío de neoliberales ultra conservadores.


¿Qué ha hecho “La Seño” para sancionar al traidor Moreno sobre el caso INA, el atraco a los hospitales, el robo en el museo de Carondelet y los delitos de Lesa Humanidad, entre otros?.  Van siete años que esos procesos reposan tranquilos en alguna de las gavetas de la fiscalía o arrumado entre tantos otros expedientes que carecen de interés para el chantaje, la amenaza o la venganza.


Hay que reconocer la lealtad de “La Seño” con sus benefactores, gracias a ellos salió del anonimato y dejó atrás esos sórdidos y molestosos ajetreos judiciales defendiendo litigios a nivel de tinterillo, para convertirse en la mandamás de la fiscalía debido al generoso obsequio de Moreno y Trujillo, eso sí, con la promesa de cumplir las órdenes de sus poderosos padrinos.


Agradecida también porque, con el poder en las manos, comprendió la importancia del cargo en decisiones de Estado; más aún, cuando se tiene acceso a información confidencial, como sucedió con el caso “León de Troya”.


En cuestiones secretas de la política y el amor, algún día se descubren. Desde la misma policía se reveló que, en complicidad con generales aliados al narcotráfico, bajo el mando de Tanya Varela, comandante de esa fuerza, atraparon en sus redes al Presidente Guillermo Lasso, cuando le ofrecieron ocultar la relación incestuosa de su influyente cuñado, Danilo Carrera, con Rubén Cherres (Asesinado meses después para silenciarlo), vínculo entre Carrera y Dritan Gjika, líder de los narcos albaneses.


Ese pacto delictivo, donde “La Seño” jugó un papel decisivo, no fue suficiente para impedir la indignada reacción de la opinión pública que pedía la destitución de Lasso, como efectivamente sucedió, tras un juicio político encabezado por la Revolución Ciudadana. Sin embargo, la fiscalía – con la complicidad de la prensa mercantil – se da modos para dilatar los procesos y mantener impune a esos aventureros de la política aliados del narcotráfico.


Y si de narcotráfico hablamos, en el gobierno de Daniel Noboa, nos llegan a menudo noticias desde Moscú, Madrid, Bélgica y otros puertos europeos y asiáticos sobe la pesquisa de embarque bananeros cargados de cocaína, procedentes de Ecuador y embalado en fincas fantasmas de propietarios con nombres propios que, misteriosamente, se ocultan con el manido justificativo “no entorpecer las investigaciones”.


Como no hay crimen perfecto, un descuido de los delincuentes, determinó que un grupo de policías honestos capture un embarque de 20 toneladas de narco banano y detengan a la cuñada del actual ministro de Agricultura. La influyente “empresaria” estuvo libre a pocas horas de haber sido detenida con las manos en la masa y el caso archivado, con cualquier pretexto, para proteger a los poderosos autores, cómplices y encubridores del delito.


El tortuguismo o la ceguera de la fiscalía, cuando se trata de los amigos o coidearios, se transforma en rapidez de águila si descubre algún ligero indicio de responsabilidad en los opositores al gobierno y, actúa con la velocidad del rayo, rompiendo normas, procedimientos,  y, hasta se inventa, si es necesario, para aplicar el peso de su poder contra los “correistas”.


En el proceso cuenta con un equipo de fiscales, jueces y agentes similares o parecidos, en eficacia de justicia selectiva, a Daniela Camacho y, en su momento, estuvo el mismísimo presidente de la Corte de Justicia, Iván Saquicela, un trio complotado para fabricar sentencias estilo “Influjo psíquico” y perseguir a personajes del nivel de los ex mandatarios Rafael Correa, Jorge Glass y, de tantos cuantos tuvieron nexos con el gobierno de la Revolución Ciudadana.


Las últimas víctimas de ese modo de aplicar justicia se encuentran asiladas en Canadá. Se trata de los periodistas Andersson Boscán y su esposa Mónica Velásquez que tuvieron el pecado de revelar, documentadamente y con abundantes testimonios, la red de políticos, jueces, policías y gobernantes con el narcotráfico, escenario en el cual aparece “La Seño”, como figura principal, por lo menos, en calidad de protectora.


La mano larga de su poder y los métodos nada convencionales para atacar a quienes cree sus adversarios o detractores llevó, a más de un miembro del medio digital La Posta, que curiosamente, en el pasado, apoyó a Moreno, Lasso y al propio Noboa, a temer por su vida y responsabilizar a la Fiscal, si ocurriera ese desenlace fatal.


A despecho de quienes alaban su proceder y hasta le condecoran, la opinión pública va quitándose el velo tejido por los poderosos medios que defienden a “La Seño” y expresan temores respecto de ese rumor difundido en el mundo periodístico, sobre un compromiso de la embajada para convertirla en presidente del Ecuador.  


El país y su población han sufrido tanto con una justicia parcializada bajo el mando de “La Seño” y el desgobierno de tres neoliberales deshumanizados, remedo de presidente, que tiene en sus manos la posibilidad de castigarlos, negándoles su voto, a ellos y sus socios, en las próximas elecciones.

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