PRESIDENTES CIEGOS, SORDOS Y MUDOS.

El modelo económico neoliberal y salvaje, es el gran culpable de la tragedia mundial.

Una “Crisis mundial de incendios forestales” anunció un grupo de científicos de la Oficina de Medio Ambiente de ONU (PNUMA) a comienzos del 2022. Calentamiento global, sequías y cambio en uso de la tierra (deforestación para uso agrícola y ganadería) son tres principales causas que provocarán el aumento de incendios en, por lo menos, el 30%, en todo el planeta, hasta mediados de siglo; y más de 50% hasta el 2100.

Su pedido a todos los gobiernos: destinar suficientes recursos a labores de prevención y combate de los flagelos, que son amenazas globales, pues, según este calificado grupo de expertos del PNUMA y GRID-Arendal (ONG de Noruega), “Ningún rincón del planeta estará a salvo, incluyendo el Ártico”.

Todo lo confirmó el INPE de Brasil, a mediados de septiembre: trece países de la Región se afectaron con más 350 mil incendios en los primeros nueve meses del año, principalmente en la selva amazónica, destruyendo cultivos en 10,8 millones de hectáreas.

En Quito, el Ministro del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, Gustavo Manrique, del Gobierno “del encuentro”, sorprendió el 28 de julio de 2022, “Día del sobre giro de la Tierra”, con su declaración “… Hemos creado un modelo perverso para la humanidad, que atenta a toda inteligencia y raciocinio elemental. Estamos viviendo un día a día en que no tenemos tiempo para reflexionar sobre este modelo perverso”.

Lo expresó en el acto social que el Ministerio organizó para reunirse con Mathias Wackernagel, fundador de Global Footprint Network (GFN), organización que creó la técnica para calcular la “huella ecológica” de un país, región o persona. Sobre esta base, cada año presenta la fecha en  que los países y el planeta llegan al Día de la Deuda Ecológica. Es decir, la fecha en la que agotan todos los recursos naturales que producen en un año completo.

La dramática advertencia del PNUMA fue ignorada por los gobiernos de países, Presidentes, grupos empresariales, políticos y Academia.  Se distinguieron, una vez más, por sus actitudes: bajar la cabeza y callar. Con silencios estúpidos, frente a las duras anticipaciones de los científicos, no vieron nada, tuvieron oídos sordos y enmudecieron ¡totalmente!

Desde finales de siglo, hubo excepciones notables en varios ámbitos.  “El mundo no es una mercancía” gritaban en 1999, jóvenes exaltados en Seattle. Y “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros” proclamaban los jóvenes del Movimiento 15-M, en varias importantes ciudades españolas, en el 2011, en duras protestas por los duros impactos económicos en los pueblos europeos, derivadas de criminales estafas y medidas financieras y comerciales que comenzaron en 2007 en EE. UU.

Necesario recordar que los Presidentes Obama y Bush tuvieron que “crear” dinero por 800 mil millones de dólares para salvar a grandes bancos y entidades financieras. Por supuesto, toda esa plata la tuvo que pagar el pueblo del país del “sueño americano”. Así, los anhelos y aspiraciones de cientos de miles de jóvenes emigrantes se desvanecían con ofertas de fácil tráfico de drogas y explotación miserable de “empresaurios” que abusan de sus necesidades de trabajo.

En 2015, el Papa Francisco entregó al mundo la Encíclica Laudato Si, señalando que la humanidad había convertido a la Hermana Tierra en vertedero de desechos.

Y en el Ecuador del 2008, un Movimiento Político: Revolución Ciudadana, tuvo la valentía de incorporar en su mayor cuerpo jurídico los “Derechos de la Naturaleza” y proclamar la filosofía y praxis del Sumak Kawsay/Buen Vivir. Y en diez años de Gobierno, con firme conducción  del Presidente Rafael Correa Delgado, planificó y ejecutó múltiples obras en diversos ámbitos de gestión. Todo fue destruido por el mayor traidor de la historia ecuatoriana, Lenin Moreno, entre 2017 y 2020, con políticas dictadas por el imperio.

Los tres Mandatarios, Lenin Moreno, Guillermo Lasso y Daniel Noboa, serviles peones de poderes extranjeros, mantienen el PERVERSO MODELO ECONÓMICO de consumismo indetenible.